martes, 15 de marzo de 2022

Extraños Planes

Pues yo sé los planes que tengo para ustedes -dice el Señor-. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.

Jeremías 29:11 - NTV

Si estuviésemos cautivos en algún lugar lejano, o si estuviésemos presos o privados de nuestra libertad; y de pronto nos llega una carta de nuestro abogado, ¿Qué esperaríamos que dijera? Con seguridad esperaríamos que dijera que en breve saldríamos en libertad. Pero NO, esta carta la escribe Dios y en ella nos comunica que seguiremos cautivos, que seguiremos presos, en esclavitud. Y encima nos aclara que esta situación se extenderá por mucho tiempo más, unos… 70 años. No habrá posibilidad de salir de esta situación en lo inmediato.

Imagino a toda aquella “multitud de expertos": “[…] los ancianos, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los que el rey Nabucodonosor había desterrado a Babilonia. […] el rey Joaquín, la reina madre, los funcionarios de la corte, los demás funcionarios de Judá y todos los artífices y los artesanos…” (Vv.1,2) lamentándose, quejándose, tal vez reclamando sus derechos, no solo por la situación de destierro sino por lo “incomprensible” de la carta que acaban de recibir de Dios. ¡No puede ser que nos esté pidiendo esto…! Parece que Dios se nos escapa del molde.

En la carta que Elasa y Gemarías (v.3) llevan a los desterrados en Babilonia, Dios anticipa que esta cautividad será larga; así que: “Edifiquen casas y hagan planes para quedarse. Planten huertos y coman del fruto que produzcan. Cásense y tengan hijos. Luego encuentren esposos y esposas para ellos para que tengan muchos nietos. ¡Multiplíquense! ¡No disminuyan!” (Vv.5,6). El pedido de parte de Dios es claro: edifiquen, habiten, planten, coman, cásense, tengan familia, multiplíquense. Y como si esto fuera poco, “… trabajen por la paz y prosperidad de la ciudad donde los envié al destierro. Pidan al Señor por la ciudad, porque del bienestar de la ciudad dependerá el bienestar de ustedes” (v.7).

A esta altura de los acontecimientos, el pueblo no entiende nada. ¡Esto ya es demasiado! ¿Orar por el bienestar de la ciudad enemiga? ¿Trabajar para que el enemigo prospere? A Jonás le pasó lo mismo..., "andá a Nínive y predicá el mensaje", y se fue para otro lado.

“¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos. Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.”

Lucas 6:35,36 – NTV

Evidentemente, el punto de inflexión de esta carta es que Dios sabe algo que nosotros no sabemos. El ya conoce el final de una historia que todavía no hemos terminado de transitar, mientras tanto nosotros “sufrimos” el presente. La pregunta nos resulta prácticamente obligada: ¿Qué significa que Dios tenga un PLAN para vos, para mí, para nosotros?


1. Yo NO conozco Su plan

Pero de algo podemos estar seguros…, “siempre será lo mejor para nosotros”. Podremos escoger la ruta más corta o la que esté en mejores condiciones para mi viaje; pero no puedo escoger un plan diferente de Dios para mí. Lo que Él ya ha establecido para mí, no cambia. Podrá haber ajustes, pero no cambiará su plan.

Lo único que conocemos y tenemos asegurado es el final, el resultado: Dios garantiza bienestar (paz), tendremos “porvenir” y renacerá la “esperanza”.

 Rueguen por Babilonia, pues si la ciudad prospera, también ustedes prosperarán.

Jeremías 29:7b – TLA

Lo que no sabemos es por dónde nos llevará para alcanzar todo eso. La vida todos los días tiene lo suyo y debemos enfrentarlo. A veces se pone pesada, pensamos que no podemos seguir o que quedamos en el intento. Con seguridad, si supiésemos que tal cosa nos va a pasar en un determinado momento, intentaríamos evitarlo. Si Dios respondiese nuestras oraciones como nosotros queremos sería diferente… pero, ¿qué pasaría? Imaginemos a Dios contestando como nosotros queremos TODAS nuestras oraciones, sin lugar a dudas sería un caos. Lo mismo sucede cuando le damos todos los gustos (antojos) a nuestros hijos. Tarde o temprano se acostumbran a eso y no aceptan un NO por respuesta. Hay algunos creyentes que creen que Dios es una especie de Padre que tiene la obligación de contestar positivamente a todos nuestros conflictos.

Jamás estará en los planes de Dios malcriar a sus hijos con respuestas positivas… ¡Cuidado con los berrinches espirituales!

Yo no sé si Dios fue el que envió esta pandemia al mundo o si la envió Satanás… No quiero ni puedo aventurarme a ese tipo de conclusiones. Ninguno de nosotros sabía que esto iba a pasar, pero pasó. Muchos dijeron que acá no llegaría, pero llegó. Hemos tomado todos los recaudos para no contagiarnos, pero muchos se contagiaron igual. Otros declararon que: “Aunque caigan mil a tu lado, aunque mueran diez mil a tu alrededor, esos males no te tocarán. […] ningún mal te conquistará; ninguna plaga se acercará a tu hogar” (Salmo 91:7-10 – NTV), pero la peste y la plaga les llegó igual. Muchos perdieron familiares, compañeros de trabajo, amigos, etc.

Nadie sabía que esto iba a pasar.

Otra vez digo que no sé si Dios envió esta pandemia al mundo, esta peste, este virus. No sé si la vacuna será suficiente o habrá que agregar alguna otra cosa. Será suficiente con tapabocas, barbijos, máscaras, gafas de protección… O podríamos instalarnos dentro de una gran bolsa de consorcio y salir… ¿Qué más tenemos que hacer? Cuando nos digan que ya está, que ya no es necesario todo esto, ¿volveremos a saludarnos con un beso y con un abrazo? No lo sé… Costará…

2. Dios sí sabe el por qué

Nosotros sólo sabemos algunas cosas, pero Dios lo sabe todo. Él sí sabe por qué llegó este tiempo a la humanidad y también sabe el para qué. Es una paradoja, pero dijimos que luego de esta pandemia la humanidad sería diferente, que pensaríamos distinto, que ahora nos respetaríamos, que el mundo ya no sería el mismo… y llegó la guerra (mepa que no entendimos nada) entre los de "un lado" y los "del otro", entre el este y el oeste…

Según mi opinión…, podríamos decir que esta especie de “cautividad babilónica” es una invitación de Dios a un nuevo encuentro, un nuevo tiempo, una nueva relación, una nueva oportunidad, una nueva manera de ver las cosas. Así como la invitación de Dios a aquellos cautivos tiene que ver con un pedido a mirar y vivir diferente en medio de la esclavitud en Babilonia; lo mismo tiene que ver con nosotros. También vivimos en medio de una sociedad/sistema que nos mantiene cautivos, presos, atrapados. Pero Dios nos invita a mirar diferente lo que sucede a nuestro alrededor. Realmente necesitamos…


a) Una nueva mirada sobre los sucesos. “Yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza” (V.11 - NTV). nada de lo que nos pasa y viene de parte de Dios, tiene el propósito de arruinarnos la vida, de destrozarnos. Nuestra fe está siendo probada con fuego (con virus, con guerras, con información). Tal vez sea un tiempo en el que el Señor esté buscando los “verdaderos adoradores” de Juan 4. No está buscando los mejores cantantes, ni las mejores bandas, ni los mejores conciertos o recitales. Definitivamente busca los verdaderos adoradores e intercesores que ocupen su lugar en la brecha (Ezequiel 22:30), y tal vez siga sin hallarlos.

Hablamos de “interceder”, pero tal vez no tengamos idea de lo que significa; hablamos de “orar”, pero nuestras reuniones de oración son las de menor asistencia; hablamos de “adorar”, pero lo único que hacemos es cantar canciones. Mientras tanto, Dios sigue buscando… busca inconversos para que escuchen el mensaje; busca un hijo suyo que ore, que interceda y que anuncie; busca una iglesia que ilumine “Babilonia” (la ciudad en la que estamos). ¿Por qué? Porque la hora viene y ahora es.

b) Una nueva mirada sobre Dios. "Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón. Estaré con ustedes y pondré fin a su condición de esclavos. Los reuniré de todas las naciones por donde los haya dispersado, y los haré volver a Jerusalén. Les juro que así lo haré” (Vv.13,14 - TLA). Se nos hace indispensable dejar de ver a Dios como alguien que está a nuestro servicio. Necesitamos dejar de verlo como una especie de Papá Noel que nos deja sus regalitos a fin de año. Necesitamos dejar de verlo como una especie de buzón de pedidos en el que depositamos nuestras calamidades esperando tener suerte que conteste favorablemente. Necesitamos dejar de ver a Dios como una persona a la que hay alegrar, a la que hay que sacarle una sonrisa y arrebatarle una bendición. ¿Dónde está escrito todo esto?

Agradar a Dios no es cuestión solo de actos sino de VIDA. "Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años andando en íntima comunión con Dios. Y un día desapareció, porque Dios se lo llevó". Génesis 5:23,24 - NTV

Es imprescindible, casi urgente, volver a Dios como “restaurador”. Dios NO es el chapista de nuestra vida, es Aquel que restaura vidas. El restaurador es un artesano, quiere lograr algo de esa pieza que tiene en sus manos, anhela llegar al original, tiene un proyecto, no quiere tapar nada. Quiere sacar todo a la luz, dejar todo al descubierto para comenzar de nuevo. Desea imprimir Su imagen en nosotros.

En esta carta a los cautivos en Babilonia, Dios se presenta como Aquel que no juega a las “escondidas” sino que se deja hallar; y como Aquel que quiere “restaurar” a su pueblo de su condición de esclavitud. Dios como artesano restaurador quiere ir hasta el fondo con cada uno de nosotros, con su Iglesia. Quiere ir sacando de nosotros todas esas capas de “malas costumbres”, de pinturas mentirosas que se acumularon sobre nosotros. Porque YA es tiempo y AHORA es…

Entonces, para concluir, ¿Qué es el plan de Dios?

  • Es ese “camino” por el que Dios nos ha guiado hasta el día de hoy. Agradable a veces, tortuoso y sinuoso otras, rápido y lento al mismo tiempo.
  • Es la "suma de" todo lo que nos ha sucedido. Logros, pruebas, circunstancias, enfermedades; todo ha redundado en bendición para sus hijos.
  • Es también ese año "2020". Algunos dicen: “es un año para olvidar”. Pero yo diría que no lo olvidemos; que lo recordemos como el año en el que tuvimos que tomar decisiones fuertes, reinventarnos, cambiar.
  • Es todo lo que no sé de mi vida pero que es "perfectamente conocido" por Dios

 

Yo soy el Señor, no hay otro Dios. Te he preparado para la batalla, aunque tú ni siquiera me conoces, para que el mundo entero, desde el oriente hasta el occidente, sepa que no hay otro Dios. Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas; yo envío los buenos tiempos y los malos. Yo, el Señor, soy el que hace estas cosas.

Isaías 45:5-7 - NTV

4 comentarios:

  1. Muy interesante la aplicación a nuestros días de la cautividad de los judíos. Gracias por este mensaje, me reconforta reafirmar que los planes de Dios para nuestras vidas siempre son para bien!

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    1. Gracias por dedicar tiempo a la lectura! Es bueno saber que el plan de Dios para nuestras vidas está trazado y lo va revelando a Su tiempo.

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  2. Hola Roberto,gracias por invertir tiempo en tan preciosa meditación. La apruebo y comparto la reflexión sobre el momento actual de nuestro mundo. Me preocupa lo que debe hacer la iglesia para que se escuche su voz, sensata y sabia. Abrazo

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  3. El agradecido soy yo por compartir el pensamiento. Oremos para que la Iglesia pueda encaminarse a orar y bendecir a "Babilonia" y a "Nínive".

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